La UE quiere desarrollar su propia capacidad de fabricación de chips
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Mientras importantes industrias europeas como la automovilística sufren bloqueos importantes por la escasez de componentes electrónicos, las autoridades de la región se plantean un futuro más autosuficiente. Para ello, quieren desarrollar una industria de semiconductores en la región, que sea capaz de fabricar chips de última generación para acabar con la dependencia de la producción en otros lugares.
Norteamérica y Asia son los dos grandes productores de semiconductores, pero Europa quiere desarrollar su propia capacidad da fabricación de chips altamente miniaturizados. Esto le permitiría mejorar el desarrollo de importantes industrias en la región, desde la automovilística a la energética, pasando por la electrónica y la informática, que se beneficiarían de contar con procesadores, memoria y otros chips de última tecnología fabricados en la región.
Lograr esto supone grandes inversiones y, además, enfrentarse a gigantes de la industria, una lucha difícil de ganar a corto plazo. Pero Europa parece decidida a contar con fábricas propias de chips de menos de 10 nanómetros, llegando en los próximos años a fabricar componentes con procesos de hasta 2 nanómetros. Y, para lograrlo, está valorando la posibilidad de llegar a acuerdos con alguno de los principales líderes del sector, como TSMC o Samsung, para que participen en este proyecto.
Así lo creen los periodistas especializados de Bloomberg, aunque el Ministro de Finanzas de Francia afirma que todavía no se ha llegado a ningún acuerdo con estas u otras compañías de la industria de semiconductores. Según los expertos, el plan de Europa tiene mucho que ver con los problemas que enfrenta la industria automovilística, una de las principales de la región, que está experimentando muchos problemas para obtener componentes semiconductores fundamentales para sus nuevos vehículos.
Ante estos graves problemas, que han impedido a grandes firmas como Volkswagen o Daimler entregar a tiempo sus coches, tanto el sector como Europa están trabajando para proteger sus intereses, tratando de eliminar este cuello de botella mediante la fabricación de chips en la región. Porque, al margen de este problema, que se puede considerar como puntual, Europa necesita contar con una industria de fabricación tecnológica propia, que elimine la dependencia de la producción en otras regiones.
Aunque esto implica un planteamiento difícil de poner en práctica sin grandes costos, ya que fabricar chips al precio que lo hacen en China, Taiwán o Corea del Sur es muy difícil y probablemente solo se pueda lograr mediante una industria altamente automatizada. Esto supone inversiones muy elevadas que tardarían tiempo en recuperarse, por lo que la alianza con fabricantes como TSMC o Samsung podría ser vital para alcanzar las aspiraciones europeas.
En Bloomberg destacan las declaraciones de Nina Kao, portavoz de la taiwanesa TSMC, quien señaló que “cuando se trata de una excelente selección de ubicaciones, debemos considerar muchos factores, incluida la necesidad de los clientes. TSMC no descarta ninguna posibilidad, pero no hay un plan concreto en este momento”. Aún es pronto para saber si Europa será capaz de desarrollar su propia capacidad de fabricación de semiconductores a un plazo razonable, pero cada vez está más claro que será necesario para mantener la competitividad de las industrias clave de la región en un futuro cada vez más digitalizado y dependiente de la tecnología.
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