China controlará las inversiones para optimizar su desarrollo tecnológico
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El gigante asiático se ha embarcado en un plan a largo plazo para construir su propia capacidad de fabricación de tecnologías de la tercera generación, y para lograrlo no quiere que la inversión se malgaste. Por eso, las autoridades están comenzando a intervenir para redirigir los esfuerzos de los inversores hacia los negocios más importantes, dejando atrás algunas estrategias tradicionales que han frenado el progreso en etapas anteriores.
Recientemente, China ha lanzado el decimocuarto plan de cinco años para el desarrollo tecnológico, en el que se canalizarán 1,53 trillones de dólares en inversión para el desarrollo de semiconductores de tercera generación. Se trata de un paso fundamental para alcanzar sus objetivos de independencia tecnológica, ya que por el momento su industria de semiconductores y de tecnología en general depende mucho de proveedores extranjeros, como Estados Unidos, su principal competidor comercial.
Lo que interesa especialmente al gobierno chino es construir una industria capaz de fabricar este tipo de semiconductores de nueva generación, como los basados en carburo de silicio (SiC), que se utilizan en la fabricación de estaciones base 5G, coches eléctricos, baterías, tecnologías de AIoT y otras innovaciones que serán fundamentales para la industria tecnológica global en las próximas décadas.
Pero el gobierno no quiere dejar completamente en manos de las empresas el destino de las inversiones recogidas en este plan, ya que estas podrían buscar intereses comerciales no totalmente alineados con sus objetivos, y se está involucrando de forma directa para regular cómo se distribuirá el gasto. Un ejemplo es la firma TankeBlue, proveedora de obleas de SiC controlada por el gobierno de China, entre cuyos accionistas está Huawei, que ha retirado la OPI presentada en la bolsa de Valores de Shanghai.
Como han explicado desde las autoridades, esta oferta no cumplía con los nuevos requisitos impuestos por los reguladores de China, recientemente endurecidos para alinearse mejor con los objetivos del plan quinquenal de desarrollo de semiconductores. Uno de los factores responsables de este cambio es que empresas como esta son laxas en cuanto a la calidad de los procesos de producción de componentes basados en SiC, y generan muchas obleas defectuosas.
Hasta ahora, estos productos de “segunda categoría”, se aprovechaban para fabricar otros productos comercializables de nivel más bajo, lo que permitía maximizar los ingresos totales de la empresa a costa de la calidad de producción. Pero las tecnologías de la tercera generación requieren estándares superiores y, si el país quiere ser competitivo y avanzar hacia la independencia tecnológica, debe enfocarse en lograr estándares de calidad y eficiencia superiores, como hacen otros países competidores.
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