Los incentivos del gobierno fortalecen la fabricación de semiconductores en Estados Unidos

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Una de las industrias clave para el avance digital es la de circuitos integrados, que proporciona tecnologías fundamentales para cualquier dispositivo informático o de telecomunicaciones. Así lo afirman desde hace tiempo los representantes del sector en Estados Unidos, quienes reclaman mayor apoyo a su gobierno para mantener el liderazgo ante el avance de sus competidores en los países asiáticos.

En los últimos años los principales representantes de la industria de semiconductores estadounidense han reclamado constantemente más apoyo de la administración para no perder su posición predominante en varios segmentos del mercado global. Finalmente, la administración Trump ha decidido atender esta petición y ha lanzado planes de estímulo por valor de 50.000 millones de dólares para fortalecer el sector, y los expertos afirman que esto permitirá lograr sus objetivos en la próxima década.

Así lo afirman los analistas de Boston Consulting Group en el último estudio que han realizado, en colaboración con la SIA, donde pronostican que estas inversiones federales permitirán construir otras 19 nuevas instalaciones en los próximos 10 años, que generarán unos 70.000 empleos bien remunerados. Esto permitirá a la industria nacional volver a aumentar la capacidad de producción dentro del país, tras décadas de disminución paulatina, que ha beneficiado directamente a sus competidores en Corea del Sur, Taiwán o China.

En palabras de Keith Jackson, presidente de la SIA, “los incentivos federales para la fabricación de semiconductores en EEUU son una inversión en la fortaleza económica, la seguridad nacional, la confiabilidad de la cadena de suministro y la respuesta a una pandemia de EEUU. Con una acción rápida y ambiciosa, el gobierno de EEUU puede ayudar a cambiar el rumbo de décadas de declive en la proporción de fabricación global de chips realizada en EEUU, que ahora es solo del 12 por ciento, y hacer de EEUU uno de los lugares más atractivos del mundo para producir semiconductores”.

En este informe los expertos revelan la importancia que tiene una industria de semiconductores fuerte para la competitividad económica general, así como para la seguridad nacional y la resistencia de toda la cadena de suministro, ámbitos cada vez más vinculados a la informática y las tecnologías digitales en general. Aseguran que una industria fuerte constituye uno de los pilares de la innovación tecnológica, en campos como la inteligencia artificial, las comunicaciones 5G, la computación cuántica y otras tecnologías emergentes.

Asimismo, creen firmemente que aumentar la producción de semiconductores en le país hará que las cadenas de suministro de semiconductores sean más resistentes contra problemas que afecten a la economía global, algo que con la irrupción de la pandemia ha demostrado ser muy importante para los ámbitos civil y militar.

Actualmente, las empresas con sede en Estados Unidos representan el 48% de las ventas a nivel global, pero dentro de estados Unidos solo se produce el 12% de todos los chips del mundo (37% en 1990), y no de todas las categorías, precisamente. Mientras tanto, en los países del Lejano Oriente se concentra el 75% de toda la producción mundial, y China se está convirtiendo en un competidor cada vez más fuerte, por lo que Estados Unidos necesita cambiar de rumbo cuanto antes para no perder su posición, sobre todo teniendo en cuenta que los expertos pronostican que China podría convertirse en el líder mundial de la industria para el año 2030.

Como explica John Neuffer, presidente y CEO de la SIA, “el país que lidera la investigación, el diseño y la fabricación de chips avanzados tendrá una gran ventaja en la carrera global para implementar nuevas tecnologías revolucionarias, como 5G, inteligencia artificial y computación cuántica”, dijo. "Los líderes en Washington deberían aprovechar esta oportunidad, nivelar el campo de juego global para atraer la producción de chips e invertir con audacia en incentivos de fabricación nacional e iniciativas de investigación que fortalecerán el liderazgo tecnológico de Estados Unidos en las próximas décadas”.