Las técnicas de financiación norteamericanas avasallan a la industria europea de centros de datos
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Según los expertos, los operadores de centros de datos en Estados unidos cuentan con mejores formas de recaudar dinero de los inversores que sus homólogos europeos. Esto les proporciona una ventaja de cara a financiar el crecimiento previsto para la industria, pero también les está permitiendo comprar a las empresas europeas con relativa facilidad, ya que las compañías locales tienen más dificultades para obtener los mismos niveles de financiación.
En un reciente artículo publicado en el medio Datacenter Knowledge, los expertos en inversiones de capital del centro de datos señalan que los operadores estadounidenses cuentan con mejores herramientas para obtener financiación que las empresas europeas o del Reino Unido. Afirman que a través de un método de financiación denominado titulización, pueden recaudar mucho más capital que mediante las formas tradicionales de financiación a través de los bancos.
Según este texto, las empresas europeas de centros de datos están en desventaja frente a las compañías estadounidenses, debido a que los inversores europeos no se han sumado a las formas innovadoras de financiación. Esto les ha impedido obtener las grandes sumas que se requieren para costear los grandes proyectos de construcción y las actualizaciones masivas de centros de datos a las que se enfrentan muchas empresas de la industria.
Los autores de este artículo apuntan a que este contraste se comenzó a notar en abril, cuando la firma estadounidense Vantage Data Centers, responsable de ciertas tropelías cometidas durante la gran crisis financiera de 2008, compró con relativa facilidad el operador británico Next Generation Data, que hace una década se encontraba al mismo nivel en la industria que su nuevo propietario.
A pesar de que la empresa (NGD) se jactaba de tener el centro de datos más grande de Europa, no logró recaudar más que una pequeña parte del capital que sí obtuvo Vantage en Estados Unidos (2.000 millones de dólares) para la construcción de grandes instalaciones en territorio de la UE. Como resultado de esa dificultad para obtener capital a través de la financiación bancaria tradicional, acabó siendo absorbida por su antiguo competidor.
Como explica en este artículo Sukand Ramachandran, director gerente de prácticas financieras y tecnológicas de la firma Boston Consulting Group, “los operadores europeos tienen menos acceso al capital” y, como consecuencia, su curva de crecimiento se verá afectada. Y explicó que “a menos que se disponga de la capacidad de aumentar la financiación a través de métodos como este, simplemente desde el lado del financiamiento, las empresas europeas se encontrarán en fuerte desventaja frente a las de Estados Unidos”.
Pero afirma que esto depende de cómo quieran entender la industria los mercados de capital europeos, y lo dispuestos que estén a emplear fórmulas “innovadoras” como la titulización. Porque los bancos están sujetos a ciertas restricciones que hacen difícil que adopten estos modelos, delegando la responsabilidad de competir en inversión en otros inversores. Los defensores de la titulización destacan que este método permite poner en valor los activos existentes (incluidas las previsiones de pago de los clientes a 10 años, etcétera), permitiendo capitalizar verdaderamente los activos de la empresa, y accediendo a niveles superiores de financiación. Esto supone ventajas de cara a obtener fondos de forma rápida y en mayores cantidades, pero en Europa este tipo de operaciones se parecen demasiado a las que condujeron a la economía global al desastre en la anterior crisis. Entonces estalló la burbuja creada por muchos años de operaciones basadas en activos ficticios, y la opinión pública no aceptaría fácilmente este modelo de operaciones económicas.
Por ello, los bancos europeos no pueden recurrir a este tipo de inversiones y contabilidades “creativas”, lo que perjudica a las industrias que requieren grandes volúmenes de inversión. Por ejemplo, los centros de datos, que necesitan este dinero para mantenerse al día en el negocio, tener una economía sólida y no acabar en manos de otras empresas de la competencia. Sobre todo, cuando estas se emplean tácticas financieras apoyadas en valoraciones de riesgo de agencias de calificación como Standard & Poors, y similares, que ya han mostrado su sesgo hacia la economía estadounidense.
Esto suscita dudas sobre si un sector cada vez más importante para la economía como es el de los centros de datos, podrá seguir en manos de empresas de la región, o acabará perteneciendo a multinacionales con una visión, unos valores y unos intereses alejados completamente de los europeos. Esta misma incertidumbre está propagándose por otras regiones como Asia Pacífico, donde las previsiones de crecimiento de la economía digital y de la nube son muy prometedoras, siempre y cuando el negocio no acabe en manos de empresas norteamericanas.
Está claro que China tendrá mucho que decir en esto, ya que sus empresas de la nube ya se han situado entre las primeras del mundo y continúan capturando cuota de mercado. De cara a la próxima década se espera que el mercado de la nube y los centros de datos en Asia Pacífico crezca más rápido que casi cualquier otra región del mundo, y buena parte de la atención se centrará allí, pero Europa debe tener cuidado si quiere conservar el control (y los beneficios) sobre algunas de las empresas tecnológicas más importantes para el futuro de la economía digital de la región.
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