Las imágenes satelitales saturan los centros de datos
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La calidad y la frecuencia con que se registran imágenes de la tierra desde el espacio ha aumentado mucho en los últimos años, lo que está saturando los centros de datos que reciben los archivos resultantes. Con una acumulación de más de 100 Tb cada día del año, el problema está alcanzando unas dimensiones difíciles de manejar, por lo que se prepara una importante migración de datos a la nube, tanto de agencias espaciales como de empresas de satélites de observación.
En la última década los sistemas de observación y registro de imágenes de la tierra desde el espacio ha evolucionado, y actualmente proporcionan información muy valiosa para predecir el clima y otros desastres naturales, controlar incendios forestales y otras catástrofes climáticas, entre otras cosas. Para ello es fundamental contar con imágenes de alta calidad y resolución, lo que ocupa mucho espacio en los sistemas de archivo digital.
Hasta hace poco tiempo las agencias espaciales y las empresas dedicadas a la observación desde el espacio apostaban por desarrollar y mantener su propia infraestructura TI para albergar os datos recogidos y dar soporte a sus aplicaciones y sistemas digitales, pero eso está cambiando. Actualmente, los expertos del sector cifran en unos 100 Tb de datos el volumen diario de archivos de imagen digital que se reciben del espacio, y esta cifra no para de subir. Debido a ello, las empresas y agencias están teniendo dificultades para escalar su capacidad al ritmo necesario, lo que les ha llevado a cambiar de estrategia.
Agencias espaciales como la propia NASA, junto con muchas de las empresas dedicadas a la visualización de la tierra para diferentes fines, han comenzado del proceso de migración de datos a servicios de la nube de terceros. Con ello quieren delegar la cuestión del espacio en los centros de datos en empresas como Amazon, evitando el coste de mantener y escalar la TI necesaria para almacenar todos estos datos. Esto ofrece grandes oportunidades para los proveedores de la nube, pero también esconde ciertos problemas que ya están comenzando a dar la cara.
Por ejemplo, la NASA está experimentando los primeros problemas que tiene recurrir a la mayoría de servicios de la nube pública, ya que no solo se trata de almacenar las imágenes, sino también de proporcionar acceso a estos archivos a terceros, lo que genera un tráfico de bajada que no está “incluido en precio”. Por ello, cada vez que un socio accede a los archivos el propietario debe pagar la tarifa de descarga. Esto se va acumulando y, finalmente, puede generar unos costes muy elevados, que en el caso de la agencia estadounidense no han sido bien calculados, lo que está tumbando sus previsiones.
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