Nuevo enfoque para los futuros centros de datos lunares
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Una empresa emergente que pretende construir centros de datos en la luna para almacenar las copias de seguridad acaba de publicar un detalle sorprendente sobre sus planes. Se trata de su intención de utilizar los tubos de lava lunares para ubicar los centros de datos de respaldo, una localización inexplorada que potencialmente proporcionaría una mayor protección frente a las condiciones de la superficie lunar.
Hace pocas semanas la starup Lonestar logró recabar una sustanciosa financiación para seguir avanzando en su concepto de centros de datos lunares, cuya misión sería respaldar las operaciones espaciales y proporcionar un lugar seguro para las copias de seguridad de datos fuera de la Tierra. A grandes rasgos, la idea es construir centros de datos y la infraestructura de comunicaciones necesaria para proporcionar un lugar protegido ante cualquier desastre natural que pueda suceder en nuestro planeta.
Ahora, en declaraciones realizadas a los periodistas de The Register, Christopher Stott, fundador de la compañía, ha dicho que el lugar perfecto para construir sus centros de datos no sería la superficie de la luna, sino los tubos de lava existentes bajo ella, donde estarían mejor resguardados de las difíciles condiciones del exterior. La idea es buena, ya que los rayos cósmicos y otros elementos agresivos que inciden en la superficie lunar son altamente perjudiciales para la tecnología, pero llevar a cabo este plan implicaría más complejidad y, probablemente, mayores costes de logística y construcción.
Por el momento, como se informó recientemente a los medios, la startup ha firmado dos contratos con la empresa Intuitive Machines para acompañarla en su intento de aterrizaje en la luna. El primer lanzamiento se realizará a finales de este año, si todo va como está previsto, y en esta misión Lonestar realizará una prueba solo de software en la que almacenará datos en el módulo de aterrizaje. El año que viene tiene previsto intentar aterrizar en el polo sur de la Luna, esta vez llevando equipo científico y un dispositivo de almacenamiento propio, con 16 Terabytes de memoria.
Lo que preocupa a los creadores de esta idea es que las condiciones extremas de la superficie lunar puedan afectar a los equipos, ya que la temperatura oscila enormemente entre el día y la noche, pasando de 106 a -183 grados centígrados, respectivamente. Y también la incidencia de la radiación electromagnética proveniente del sol y del espacio. Por ello, consideran que la solución está en ubicar los centros de datos en los tubos de lava lunares, y se disponen a explorarlos para analizar la viabilidad de este enfoque.
Estos lugares no han sido explorados, aunque se han podido detectar puntos donde estos conductos se han derrumbado, y dan pistas sobre su ubicación. Por su parte, las agencias espaciales de Estados Unidos y Europa han mostrado interés en su exploración con robots y, aunque se ha propuesto la posibilidad de hacerlo a lo largo del próximo año, no se sabe cuándo podrían llevar a cabo estos trabajos.
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