Descubren un polímero que permite el almacenamiento óptico de alta densidad
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Un equipo de investigadores chinos y australianos ha desarrollado un nuevo material polimérico con capacidades de almacenamiento óptico que podría revolucionar la industria. Sus mayores ventajas son que tiene una gran estabilidad térmica, que admite una densidad de datos ultra alta y que, en teoría, proporciona una vida útil de casi 250 años, algo ideal para el almacenamiento en frío a largo plazo.
Buena parte de los datos que se generan diariamente tienen una utilidad limitada en el tiempo, ya que se utilizan para extrapolar la información verdaderamente valiosa, y después se desechan. Pero cada vez hay más datos que deben ser almacenados durante períodos prolongados como archivo histórico, que van desde la información económica a los archivos personales de los usuarios de la nube, pasando por los datos provenientes del ámbito científico. Esto implica que cada año aumenta considerablemente el volumen de información que debe guardarse de forma segura para la posteridad, y la industria está buscando soluciones que sustituyan a los clásicos soportes de almacenamiento en frío.
Este es uno de los motores que impulsan la investigación en el campo del almacenamiento óptico, ya que muchos científicos ven grandes posibilidades en los nuevos materiales con propiedades ópticas. Esto ha llevado a un amplio equipo de investigadores chinos y australianos a descubrir un nuevo polímero ópticamente activo que presenta unas propiedades ideales para el almacenamiento a largo plazo. Estos científicos, pertenecientes a la Universidad de Shanghai para Ciencia y Tecnología, a la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) y a la Universidad RMIT de Melbourne, han publicado un artículo técnico en la revista Advanced Optical Materials donde detallan su trabajo.
En él explican que han sintetizado este nuevo polímero en un pentaacrilato de dipentaeritritol monómero pentafuncional, que es altamente estable térmicamente. Además, su estructura puede modificarse mediante impulsos ópticos para almacenar datos, con una densidad ultra alta y con una capacidad de retención de casi 250 años. Esto lo convierte en un candidato ideal para la fabricación de una nueva generación de soportes ópticos pensados para el almacenamiento en frío a largo plazo.
Comentan que para almacenar los datos se puede emplear la técnica de nanofabricación de escritura de láser directa con interpolación galvánica. Y detallan que han logrado crear ochenta capas de matrices de bits y 16 ejemplos de codificación a nivel de escala de grises, lo que, en sus palabras, “confirma la viabilidad del almacenamiento de datos 4D con una densidad de datos de hasta 10 terabytes en cada disco”. Y su durabilidad proviene sobre todo de que este material presenta una estabilidad térmica superior a los que se utilizan actualmente, ya que su punto de degradación se sitúa en los 600 grados kelvin, mucho más elevado que en los plásticos que se utilizan en los soportes ópticos actuales (unos 300º kelvin).