Almacenamiento molecular basado en compuestos aromáticos

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Un equipo de investigadores chinos ha realizado una interesante investigación sobre las propiedades de determinados compuestos químicos aromáticos, que podrían utilizarse para el almacenamiento. Colocando estos materiales sobre una superficie magnética es posible alterar su estructura y devolverla a su estado anterior, lo que permitiría construir un sistema de almacenamiento molecular viable.

Para crear un soporte en el que se puedan almacenar datos en forma de código binario solo hace falta contar con un material o estructura que pueda alterar su estado y volver a recuperarlo. Esto ha dado lugar a diferentes enfoques de almacenamiento magnético, óptico y electrónico, pero cada vez hay más propuestas de tecnologías de almacenamiento basado en cambios químicos o estructuras moleculares. La ventaja principal de estos sistemas es que incrementan mucho la densidad de almacenamiento que se puede lograr en una determinada superficie o volumen.

Por eso, los científicos siguen investigando nuevas formas de lograr un almacenamiento a escala molecular, ya sea mediante cadenas de nucleótidos (ADN) o con otros materiales que permitan la manipulación a esta escala nanométrica. Ahora, un equipo de investigadores de la Escuela de Ciencia e Ingeniería de Materiales, perteneciente a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Nanjing, en China, han realizado una investigación sobre las propiedades de ciertas moléculas aromáticas, para determinar su posible uso en aplicaciones de almacenamiento.

Como explican en su investigación, que por el omento es de naturaleza teórica, se pueden utilizar compuestos químicos como el hexaclorobenceno (C6Cl6) sobre una base metálica, por ejemplo, de Platino (Pt111), para construir un soporte de almacenamiento molecular. Su trabajo se fundamenta en las propiedades de adsorción física (fisiorción) y química (quimisorción) que se producen en la interacción entre una capa autoensamblada de este compuesto sobre el metal.

Al parecer, sus cálculos sugieren que en esta interacción se produce un comportamiento biestable susceptible de ser utilizado para la codificación de datos binarios, empleando una molécula para cada bit. En su trabajo explican que las moléculas de hexaclorobenceno se pueden mantener estables sobre este material metálico, sin que se produzca ningún cambio en el estado de adsorción física o química, y que se puede establecer una barrera de conmutación moderada.

Esta condición puede alterarse y revertirse empleando diferentes tipos de interacción térmica o eléctrica, pudiendo utilizar cada molécula de este compuesto para almacenar un bit, leerlo y regrabarlo. Además, los investigadores han definido las condiciones que se deben dar para lograr la estabilidad térmica de las matrices que se utilizan para organizar los datos en un patrón ordenado. Se trata de un estudio teórico, pero abre las puertas a la utilización de nuevos materiales y sistemas de almacenamiento de más densidad en el futuro.

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