Los centros de datos se mueven a la periferia
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En las últimas décadas la industria de centros de datos se ha ido concentrando en las inmediaciones de las grandes ciudades, y en algunos de los principales nodos internacionales el suelo disponible escasea. Un ejemplo es Ámsterdam donde, tras levantarse la moratoria a la construcción de nuevas instalaciones, la industria tiene previsto trasladar sus nuevos proyectos a la periferia, donde hay más espacio y menos problemas de abastecimiento.
La industria de centros de datos está experimentando un crecimiento importante, y en las próximas décadas se producirá una rápida expansión del sector, animada por la transformación digital y el progreso de la computación perimetral. Esto contribuirá a diversificar más las ubicaciones y las redes de interconexión de centros de datos, ayudando a descongestionar los principales nodos, que ya están muy saturados de infraestructura. La situación se ha ido complicando en ciertos lugares como Ámsterdam, uno de los principales mercados europeos de centros de datos.
Fruto de ello, las autoridades impusieron una moratoria a la construcción de nuevas instalaciones para frenar problemas como el desabastecimiento de energía por el elevado consumo de los centros de datos. Aproximadamente un año después las autoridades han levantado esta prohibición temporal, tras desarrollar una nueva serie de normas para regular el sector, que ahora ponen más difíciles las cosas a los operadores que quieran instalarse en la zona metropolitana.
Esto, junto con las dificultades para obtener un suministro fiable y consistente de energía, está llevando a las empresas del sector a mirar hacia la periferia de Ámsterdam, donde encuentran más facilidades para ampliar sus operaciones. Este punto de vista está siendo incentivado por las autoridades y ciertos expertos locales del sector, que consideran inviable seguir incrementando el suministro eléctrico para este tipo de infraestructuras, y creen que se puede crear un nuevo clúster de centros de datos en los condados cercanos de Almere y Zeewolde.
Estas localizaciones fueron ganadas al mar desde la década de 1960, y cerca se encuentra una zona de parques eólicos que puede convertirse en el generador de energía limpia que alimente estos futuros centros de datos, siguiendo la tendencia en auge de buscar fuentes de energía renovables. Aunque todavía no se han cerrado los acuerdos que permitirían convertir estas dos zonas en el hogar del nuevo “Ámsterdam tecnológico”, y aún quedan por resolver algunos problemas, como la mala prensa que tiene la industria en la región por cuestiones como el consumo y el impacto medioambiental.
Como ha explicado recientemente Stijn Grove, director de la Asociación Holandesa de Centros de Datos (DDA), “n uestra ubicación más deseable está junto a las existentes. De lo contrario, es un círculo de 30 km. No hay nada decidido todavía. Estamos trabajando en varias opciones. La dirección es clara, pero tomar una decisión en algo llevará años”. De hecho, se han propuesto otras localizaciones posibles, pero de momento las más viables son estas dos. En cualquier caso, este es un ejemplo de cómo la industria, como colectivo, está planteándose cambiar su forma de operar y crecer en algunos de los más importantes nodos de interconexión global, especialmente en regiones como Europa, donde cada vez hay más concienciación sobre la sostenibilidad.
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