Estados Unidos quiere hacerse con la construcción del cable transpacífico chileno

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La administración Trump ha tenido mucho que ver con la cancelación de varios proyectos de cable submarino que pretendían conectar América con asía a través de China. Y, tras frustrar los planes de sus competidores, ahora ha lanzado una oferta para hacerse cargo del proyecto chileno para conectar con Asia a través de un cable transpacífico.

Recientemente, la institución financiera estadounidense International Development Finance Corporation (FDC), creada durante el mandato del presidente Donald Trump, ha lanzado una oferta a las autoridades chilenas con la que se ofrece a hacerse cargo del cable que pretendía construir Chile para conectarse con Asia. Esta organización tiene como objetivo impulsar inversiones norteamericanas en infraestructuras de otros países, con el fin de contrarrestar el avance de sus principales competidores a nivel mundial, especialmente China.

Con esta oferta se postula como entidad financiera que podría costear la construcción de esta infraestructura, clave para la región y especialmente para Chile, que quiere convertirse en el nodo de comunicaciones más importante de Sudamérica. Los planes iniciales son tender una línea de cable entre este país y Oceanía, pasando por Nueva Zelanda y Australia, para finalizar el recorrido inicial en Japón.

Como ha explicado a los medios Pamela Gidi, subsecretaria de Telecomunicaciones Chilena, la conocían el interés de la FDC en la posible financiación de este proyecto, y actualmente están en conversaciones con todos los actores implicados para ver si se dan las condiciones adecuadas para acceder a los fondos norteamericanos. Ya hace poco más de un mes, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones de Chile anunció que finalmente no habría enlace con China, dejando atrás los planes y acuerdos iniciales con este país. En su lugar, afirmaron que estaban estudiando modificar sus planes iniciales para pasar por Oceanía, pero no se concretó nada.

En principio, este cambio de rumbo se debió a un estudio de fiabilidad que señalaba la opción de Oceanía como la más viable en términos económicos y operativos, aunque muchos atribuyen esta decisión a la influencia de Estados Unidos, que quiere tumbar los planes de cualquier país que pretenda mejorar o construir redes de datos que enlacen con China. Bajo el pretexto de la seguridad nacional, está consolidando su estrategia de bloqueo a las empresas e infraestructuras tecnológicas del país asiático, y este podría ser un ejemplo más.

En cualquier caso, la institución financiera estadounidense parece muy interesada en formar parte del proyecto de este nuevo cabe submarino, que en un principio podría tener una longitud de más de 13.000 kilómetros, que podría estar listo en 2022. Esta gran infraestructura podría convertirse en la principal conexión de datos de Sudamérica, impulsando la transformación digital y los servicios tecnológicos en los países de ambos lados del pacífico sur.

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