Los nuevos factores de forma cambiarán la industria del almacenamiento

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Tras muchas décadas en las que el formato de 3,5 pulgadas ha dominado la industria del almacenamiento de categoría empresarial, la tecnología de estado sólido plantea nuevas posibilidades. Comenzó con la proliferación de los SSD de 2,5?, pero ahora existen nuevos formatos como el de tarjetas PCI Express o módulos M.2, que permitirán concebir máquinas con nuevos factores de forma que no se verán limitados por los conceptos clásicos de ordenador o matriz de discos.

La industria de almacenamiento de datos de categoría empresarial está adentrándose en una época de grandes cambios, donde las nuevas tecnologías de discos duros de estado sólido están cambiando las reglas del juego en casi todos los sentidos. Lo más común es hablar del aumento de rendimiento o de las nuevas posibilidades de interconexión entre los servidores y las plataformas de almacenamiento en el centro de datos. Pero existe otro aspecto en el que los discos de estado sólido están impulsando una nueva revolución, que es el factor de forma de los propios equipos.

En u principio, los SSD se concibieron para aprovechar las bahías existentes de 2,5”, un formato que se llevaba muchos años utilizando para el almacenamiento de datos en ordenadores portátiles y otros equipos, pero que estaba asociado generalmente a discos de menor rendimiento y capacidad. Esto hizo que los fabricantes de servidores y plataformas de almacenamiento comenzasen a diseñar sus equipos con bahías de este tamaño, pudiendo aprovechar mejor el espacio dentro de los equipos.

Aunque esto estaba más relacionado con el almacenamiento del sistema y con otros usos más allá del almacenamiento general, ya que los SSD de los primeros años no tenían mucha capacidad. Pero actualmente existen discos de este tipo con hasta 2 Tb, lo que los hace más atractivos para usos de alto rendimiento, en sustitución de los HDD de más nivel, de 10.000 y 15.000 rpm, propios de los superordenadores y de las workstation más avanzadas.

Aún así, su existencia no ha condicionando mucho el diseño interno de los propios equipos, ya que la mayoría seguían teniendo el clásico formato de bahías de 2,5 pulgadas. Por ello, el cambio ha llegado años después, con el desarrollo de nuevos estándares e interfaces de comunicación entre los discos duros y los procesadores, y entre las plataformas de almacenamiento y el resto de equipos del centro de datos. El primer salto hacia adelante fueron las unidades con conexión PCI Express, que permitían la conexión a través de este bus, como si se tratase de una tarjeta gráfica, en lugar de ir instaladas en bahías para discos HDD, con conexiones SATA, SAS, etc.

Este cambio ya permitió concebir plataformas en las que el factor de forma podía cambiar, con placas base y cajas diseñadas pensando en más canales y puertos PCI Express y menos en bahías clásicas. Pero el cambio más importante ha llegado de la mano de la interfaz M.2, que permite instalar discos en formato “placa de circuitos” de bajo perfil y con alta capacidad. Ya sea directamente en la placa o mediante tarjetas PCI Express de concentración de unidades M.2, los ordenadores están alejándose de ciertos factores que limitaban considerablemente el diseño de las placas base, las cajas o los propios racks en los centros de datos.

Impulsada por las crecientes necesidades de la nube, la industria de fabricación de infraestructura TI está dando a luz nuevos conceptos de servidores y plataformas de almacenamiento para centros de datos, con los que están explorando los posibles nuevos factores de forma que se estandarizarán en la industria en un futuro cercano. Porque este factor tiene que ver con el funcionamiento de los equipos, con sus requisitos de alimentación y refrigeración, y con las posibilidades de instalación en los centros de datos. Y, con la proliferación de la computación perimetral están surgiendo nuevas necesidades en materia de potencia por unidad de superficie, que impulsarán los factores de forma reducidos y nuevas arquitecturas de computación y almacenamiento para espacios reducidos.

Aunque esto se enfrentará, como suele suceder, a las dificultades que supone mantener la TI heredada durante un período que podría ser prolongado. Y a la necesidad de mantener infraestructuras de almacenamiento general y en frío, que se basan en unidades HDD y que aún tendrán mucho recorrido en los centros de datos y las empresas de todo el mundo. Curiosamente, los expertos señalan que no hay que pensar que el tamaño se reducirá, y es posible que incluso, el factor de forma adoptado en el futuro para los servidores y plataformas de almacenamiento sea más grande que el actual. En cualquier caso, parece evidente que la industria está en pleno proceso de cambio, y que será el catalizador del cambio será el almacenamiento de estado sólido de nueva generación.

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