La industria de servidores de Taiwán acelera el retorno de sus fábricas

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Con la presión económica que la guerra comercial entre EEUU y China está aplicando sobre la industria taiwanesa, los fabricantes están haciendo planes para trasladar sus fábricas de vuelta al país. Y, ante las sospechas de hackeo de placas base fabricadas en China, los proveedores de servidores estarían acelerando la reubicación de sus instalaciones de producción para no perder la confianza de sus clientes internacionales.

Tras la reciente publicación del informe de Bloomberg, que alerta sobre el posible hackeo de hardware realizado en ciertas placas base de la marca Supermicro, los fabricantes taiwaneses de servidores y otros equipos para centros de datos han visto un gran peligro potencial para sus operaciones, lo que podría estar acelerando los planes de traslado de sus fábricas de vuelta a Taiwán o a otros países, según fuentes de la industria. Esta estrategia ya estaba en marcha, debido al impacto económico que va a generar en la industria taiwanesa los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos fabricados en China. Pero el escándalo generado por este informe, que pone en entredicho la seguridad de las fábricas y la cadena de suministro de equipos informáticos en China está poniendo nerviosas a las empresas que tienen allí sus fábricas, por lo que se podrían acelerar sus planes de migración.

Lo más grave de esta situación es que la mayor parte de las placas base para servidores de Supermicro las suministran fabricantes ODM taiwaneses que tienen sus fábricas en China, y esta firma ha acaparado el 11,7% del mercado global de estos componentes en el segundo trimestre de 2018, por lo que perder esta producción tendrá un impacto importante, y la industria necesita paliar estas pérdidas cuanto antes. Según informa Digitimes Research, Supermicro subcontrata el 35% de sus pedidos de placas base para servidor a Universal Scientific Industry (USI), una compañía afincada en Shanghai cuyo 30% pertenece a la firma taiwanesa Wistron. Esta empresa ya ha afirmado que puede ajustar su producción para responder a la demanda de sus clientes, gracias a que cuenta con instalaciones en otros lugares del mundo, entre ellos República Checa, México y Texas.

Otras empresas del sector con sede en Taiwán han dado más publicidad a sus proyectos de construcción y ampliación de fábricas en el país, quitando hierro al volumen de productos que proviene de sus cadenas de producción en China. Y también se esfuerzan en dar la imagen de que esta tendencia de retornar la fabricación al país es anterior a las últimas etapas de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Pero la realidad es que, en términos generales, los fabricantes taiwaneses de servidores, y otros equipos y componentes para centros de datos aún tienen un gran volumen de producción en China. Por eso necesitan trasladar sus operaciones de vuelta a su país, para no acusar demasiado el golpe de los conflictos económicos globales y la posible pérdida de reputación que podría suponer el escándalo destapado por Bloomberg.

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