El almacenamiento SSD modificará los tejidos de red en los centros de datos
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La irrupción de los nuevos discos duros NMVe en el entorno de los centros de datos está propiciando una serie de cambios en la arquitectura y la distribución de equipos de almacenamiento. Sobre todo, por la llegada del estándar NVMe-oF, que traslada las capacidades de estos discos a las redes de almacenamiento, y que podría suponer una gran revolución en los tejidos de red tradicionales.
Desde la aparición del estándar de almacenamiento SSD NVMe se han producido importantes avances tecnológicos que han supuesto una revolución en el almacenamiento para centros de datos. Lo que comenzó a nivel interno en las matrices de discos duros y servidores, se ha trasladado a las redes de almacenamiento de los centros de datos, gracias al protocolo NVMe-oF. Esto ha permitido que las arquitecturas de los centros de datos cambien desde sistemas de escalamiento vertical a sistemas de escalamiento horizontal de productos básicos, permitiendo adoptar nuevos paradigmas de computación distribuida.
Pero, según comentan los expertos de la industria, a medida que avanza la tecnología NVMe y su extensión a los tejidos de red, empieza a verse la necesidad de replantear las arquitecturas de red desde la base. Sobre todo, porque las actuales infraestructuras TI son en su mayoría estáticas y, aunque son capaces de enfrentarse a cargas de trabajo extremas, escalarlas supone ampliar la infraestructura en su conjunto, sobreaprovisionando innecesariamente ciertas áreas y generando gastos excesivos.
Frente a esto se han lanzado soluciones como las infraestructuras hiperconvergentes, que desagregan almacenamiento, cómputo y funciones de red, permitiendo el escalamiento independiente de cada uno de los recursos, y precisamente en este campo ha irrumpido con fuerza el almacenamiento SSD de nueva generación. En el futuro cercano, NVMe se convertirá en el estándar principal en este campo, proporcionando nuevas cotas de rendimiento en el acceso a los datos, y abriendo las puertas a arquitecturas mucho más distribuidas, apoyando las nuevas tendencias tecnológicas.
Pero para lograrlo harán falta tejidos de red capaces de soportar estos cambios de forma flexible, sin introducir problemas de latencia en el acceso a los datos. Estas son características que solo se lograrán con protocolos de nueva generación como NVMe-oF. Porque los actuales SCSI sobre Ethernet o sobre Fibre Channel no están tan bien preparados para la desagregación basada en la infraestructura hiperconvergente, o para las nuevas arquitecturas distribuidas basadas en la computación Edge.
Por ello, los expertos de la industria afirman que es el momento de ir replanteándose cómo deberían ser los tejidos de red del futuro, y comenzar esta transición lo antes posible. Aunque esto no supone necesariamente romper con todo lo que ya existe, ya que los desarrolladores de NVMe-oF están agregando nuevas compatibilidades constantemente, y su tecnología se podrá usar con muchas de las tecnologías de red actuales, más allá de Ethernet.
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