Los centros de datos Edge se diversifican

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La computación periférica ofrece nuevas respuestas a los problemas de latencia en la entrega de servicios, desde los más modestos hasta los que requieren el uso de inteligencia artificial. Este enfoque específico hace que las arquitecturas Edge sean cada vez más variadas, en respuesta a las necesidades concretas de las empresas y administraciones públicas.

No es lo mismo monitorizar el tráfico o el clima de una ciudad que proporcionar una gestión automatizada de una fábrica, o que dar soporte a un sistema de reconocimiento facial para cuestiones de seguridad. Pero estas y otras muchas aplicaciones tienen en común que el mejor entorno de TI donde se pueden implementar es en un centro de datos Edge. Este tipo de infraestructuras TI son capaces de gestionar estos y otros muchos servicios de forma casi autónoma, permitiendo a las organizaciones liberar sus recursos locales y en la nube para dedicarse a otras áreas de negocio, Mientras tanto el centro de datos periférico se encarga de tareas como recopilar datos, almacenarlos, procesarlos y extraer información útil para los servicios al cliente final.

Gracias a su gran autonomía y a que se pueden diseñar a medida de las necesidades de cada clientes o industria, la computación periférica está creando nuevos modelos de arquitectura TI distribuida, incluso para las aplicaciones más exigentes. Por ejemplo, el sector de los vehículos autónomos y el de lo servicios en movilidad requieren centros de datos Edge de alta potencia, capaces de gestionar no solo el complejo funcionamiento de los vehículos sin conductor, sino también otras cosas como la automatización de otras tareas logísticas cuando a mercancía llega a los almacenes.

Y los casos de uso de alto rendimiento no paran de crecer, con la introducción de las aplicaciones de inteligencia artificial en las infraestructuras distribuidas, que ya se emplean para tareas como el aprendizaje automático en numerosas industrias, desde el retail a los servicios de atención sanitaria. Según los últimos análisis de IDC, a partir de 2019 los sistemas TI Edge serán capaces de procesar y analizar el 40% de los datos de IoT. Y señalan que uno de los impulsores más importantes de la computación Edge serán las redes 5G, que permitirán un mayor flujo de datos provenientes de los dispositivos conectados. Las estimaciones son que 5G será capaz de alcanzar hasta 10 Gbps, lo que será suficiente para la comunicación entre los equipos IoT y los centros de datos Edge que se encargarán de controlar su funcionamiento.

Pero este concepto tiene numerosas variantes, casi tantas como usos para la computación en la nube, por lo que está dando lugar a diferentes modelos de infraestructura descentralizada, que van desde los más simples a los más sofisticados. Como ejemplo, para recoger y gestionar la información de algo relativamente sencillo, como es una estación meteorológica automatizada, basta con lo que se conoce como un micro-centro de datos. Este equipamiento es capaz de recibir los datos de los equipos de medición, comprenderlos, realizar los cálculos necesarios para sacar conclusiones sobre el estado del clima en ese lugar y enviar la información a otra parte. Pero para controlar de forma remota e inteligente toda la red de estaciones meteorológicas de una Smart city hace falta una infraestructura mayor, que a su vez puede estar conectada a diferentes centros de datos de menor tamaño.

Los formatos de centro de datos Edge son cada vez más variados, con modelos de tipo rack, pensados casi solo para la recopilación inicial de datos provenientes de redes y dispositivos. Pero entre los diseños Edge también se cuentan instalaciones de mayor tamaño y sistemas modulares de alta escalabilidad, que actúan como nodos centrales en redes más amplias de computación distribuida. Con este tipo de arquitecturas se logra mucha más agilidad que empleando los diseños clásicos de TI, o solamente la nube.

Además, existen múltiples diseños diferentes en función de dónde se vayan a instalar. Por ejemplo, tanto en tamaños grandes como pequeños, existen diferentes grados de protección frente a factores externos, como el clima o el fuego. De igual forma, hay múltiples diseños en cuanto a enfriamiento y energía, entre los que se cuenta la posibilidad de tener sistemas redundantes para garantizar el funcionamiento ante un fallo en una línea de suministro. La industria está agrupándose para desarrollar estándares y mejorar la interoperabilidad, de forma que las diferentes soluciones del mercado se puedan combinar con más libertad, y en los próximos años se verán avances en este sentido.

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