El datacenter flotante que se construirá en Irlanda encuentra una fuerte oposición
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Desde la presentación inicial del proyecto, un creciente número de empresas ubicadas en la zona portuaria de Limerick ha presentado quejas formales en contra de la construcción de este centro de datos flotante, aduciendo que acapararía mucho espacio en los muelles y perjudicaría a los negocios. Estas objeciones podrían poner serias trabas a esta iniciativa, que precisamente pretende ofrecer servicios digitales a los clientes de la zona para impulsar los negocios portuarios.
Este innovador proyecto, concebido por la empresa californiana Nautilus Data Technologies e impulsado por el segundo mayor proveedor de servicios de operaciones portuarias de Irlanda, Shannon Foynes Port Company, consiste en crear un centro de datos flotante en el puerto Ted Russell, en Limerick (Irlanda). Los equipos estarían alojados en una embarcación de dimensiones similares a las que operan actualmente en estos muelles, supuestamente con ciertas capacidades de movilidad por la zona portuaria, pero fundamentalmente conectado a tierra.
Pero, teniendo en cuenta que en los últimos años este puerto ha incrementado mucho su actividad, y que se espera que esta tendencia continúe en los próximos años, un grupo de empresas locales se ha posicionado en contra de contra este proyecto. Desde la presentación del proyecto, a finales de 2018, se han presentado 20 quejas formales, alertando de que esta instalación flotante llegaría a ocupar más de un 20% de los muelles, dificultando el desarrollo de las actividades portuaria y, por ende, perjudicando los negocios. Además, aducen que también podría perjudicar los planes de expansión del puerto, que pretende posicionarse como un punto caliente en las rutas de transportes a Europa una vez que se formalice el Brexit.
Esta oposición pone en riesgo el éxito de este proyecto de centro de datos flotante, que supondría una inversión de 35 millones de dólares y sería el primer datacenter de este tipo, con el que sus creadores quieren ofrecer un alojamiento de alto rendimiento para las empresas que operan en la zona y para los clientes del puerto. Entre sus particularidades está que emplearía el agua circundante para la refrigeración de los equipos, por lo que no consumiría agua de la red.
El colectivo de empresas que se ha posicionado en contra, llamado Limerick Port User Group, también está preocupado por el impacto que podría tener esta instalación en la cantidad de clientes que llegan a los muelles, impactando en los negocios dentro y fuera de la zona portuaria. Entre las quejas se recoge que este centro de datos “comprometería severa e irrevocablemente la capacidad del puerto para satisfacer las necesidades existentes de sus usuarios. Los usuarios del puerto de Limerick han realizado un estudio que describe el desarrollo propuesto reducirá la capacidad del muelle en un 23 por ciento, lo que dificultará gravemente su capacidad para manejar los niveles de tonelaje actuales y dificultará el desarrollo futuro”.
Por ahora no se sabe si las quejas presentadas lograrán paralizar el proyecto, y sus impulsores tampoco se han manifestado al respecto, pero lo que sí parece claro es que la concesión del permiso pertinente podría retrasarse, como poco, hasta que las autoridades hayan evaluado las alegaciones de ambas partes. De concederse el permiso tal como estaba previsto, el centro de datos flotante podría estar operativo en 2020, salvo que sus constructores se planteen alternativas para adaptar sus planes de forma que generen menos descontento entre las agrupaciones y empresas locales.
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