Oposición al modelo de centros de datos submarinos

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Desde las últimas declaraciones del CEO de Microsoft sobre la posibilidad de desarrollar sus centros de datos submarinos para abrir nuevas líneas de negocio, numerosas voces se han mostrado contrarias a este concepto. Las principales críticas se refieren al impacto negativo que el calor puede tener en el calentamiento global, pero existen otros factores a tener en cuenta.

Hace escasos días, Satya Nadella, CEO de Microsoft, se mostró muy optimista en relación al futuro del proyecto Natick, dedicado al desarrollo de centros de datos ubicados bajo el mar. Este proyecto, que nació en 2015, vivió un gran impulso este año gracias a la instalación de un pequeño centro de datos en las costas de las islas Orkney, en Escocia. Desde su puesta en marcha la compañía ha evaluado su funcionamiento y parecen estar conformes con su resistencia y fiabilidad, hasta el punto de que podrían ampliar las instalaciones para continuar poniendo a prueba las posibilidades que puede ofrecer una red de centros de datos modulares bajo el agua.

La intención de Microsoft era construir unas instalaciones alimentadas por energías “verdes” y con sistemas de enfriamiento basados en circulación de agua de mar, algo que parece funcionar hasta ahora, y que en sus previsiones lo seguirá haciendo de forma autónoma durante los próximos cinco años. El enfoque de este modelo de datacenter es proporcionar servicios de datos localizados en zonas cercanas a la costa, acercando al máximo la infraestructura a los clientes de estas regiones, que suponen un gran porcentaje de la población y de los núcleos de negocios en todo el mundo.

Pero es precisamente el concepto de refrigeración con agua de mar el que preocupa a los principales críticos del proyecto, ya que opinan que esta transmisión de calor al entorno acuático circundante podría elevar la temperatura del agua, afectando al calentamiento global. Para ello haría falta mucho más que un pequeño centro de datos como el que Microsoft ha sumergido, pero si materializan su intención de escalar este proyecto, ciertas voces creen que sí podría tener un efecto significativo en el clima de los mares.

Un ejemplo de los expertos que se muestran contrarios al desarrollo de este concepto es George Adam, director de energía de APIE Reino Unido, que valora positivamente las iniciativas de innovación en el sector datacenter, pero opina que colocar centros de datos bajo el mar para mejorar la sostenibilidad entraría en conflicto con la preocupación pública sobre el cambio climático, que podría elevar el nivel de los mares. En sus palabras: “Hay poca discusión con la idea de que construir centros de datos más pequeños y localizados más cerca de donde viven las personas mejorará la latencia y dará como resultado un mayor rendimiento. El funcionamiento en servidores en el borde de la red inalámbrica reduce significativamente la cantidad de presión en las redes, causada por las aplicaciones y las transacciones de datos”. Pero añadió que: “dada la gran preocupación internacional por el aumento de la temperatura de los océanos y las implicaciones más amplias para el medio ambiente, el uso del océano como un intercambio de calor para reducir la energía utilizada para enfriar los centros de datos, podría interpretarse como un conflicto con los objetivos ambientales. Esto se puede ver como una solución muy orientada a la tecnología. En cuanto a cómo funciona en relación con el entorno, se establecerá una vez que los resultados estén disponibles”.

Además, habló sobre el uso actual que se está haciendo del calor residual de los centros de datos, una energía que en muchos casos se acaba desperdiciando. Dijo que: “Críticamente, el Proyecto Natick y muchas otras iniciativas dirigidas a reducir el gasto de energía asociado con los centros de datos, generalmente tratan el calor generado como un desperdicio. Necesitamos cambiar este enfoque, en particular porque el consumo de energía global de los centros de datos se expandirá de su actual 3% a aproximadamente el 14% para 2050”. Concluyó su declaración afirmando que: “La solución para lidiar con el subproducto del calor radica en los centros de datos localizados, pero aquellos donde el acceso al uso del calor es viable. Sin embargo, seguir tirando este creciente nivel de calor residual no es aceptable en relación con la mitigación del cambio climático”.

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