El almacenamiento no volátil en la nube es realmente volátil

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Los grandes proveedores de la nube están adoptando el almacenamiento de estado sólido NVMe para acelerar los datos en sus sistemas virtualizados, mejorando las prestaciones que ofrecen a sus clientes. Pero en la mayoría de los casos, los datos guardados en ese almacenamiento no volátil solo se mantienen mientras la instancia se encuentra activa, y se borran al finalizar la máquina virtual.

Las ventajas del almacenamiento de estado sólido sobre el basado en discos HDD son, sobre todo, una mayor velocidad y un menor consumo energético. El primer factor es el que más interesa a los usuarios de computación en la nube, que demandan cada vez más recursos a los proveedores. Estos han comenzado a incluir masivamente el almacenamiento SSD NVMe en sus servidores, proporcionando más velocidad a sus máquinas virtuales, y es una característica que tiene cada vez más demanda. Pero no es oro todo lo que reluce, y antes de contratar estos servicios es conveniente entender cuáles son sus limitaciones, para no llevarse a engaño.

Lo primero que debe hacer cualquier interesado es leer atentamente las condiciones del servicio, porque los proveedores como AWS, Microsoft Azure o Google especifican claramente las limitaciones del almacenamiento “no volátil” de los SSD asociados las máquinas virtuales. Aunque este almacenamiento es persistente de por sí, los proveedores especifican que los datos que los usuarios guarden en el almacenamiento NVMe de sus máquinas virtuales sólo se mantendrá mientras la máquina virtual esté activa.

Por tanto, los beneficios de este rendimiento superior estarán disponibles mientras el usuario tenga encendida la máquina virtual y, si la quiere cerrar, para conservar sus datos debería trasladarlos a otro tipo de almacenamiento. Porque ese espacio de alta velocidad está pensado para la información en la que se está trabajando en ese momento, y para albergar los archivos de paginación en un espacio de mayor velocidad, y no para un almacenamiento de alta disponibilidad, al que se pueda acceder en cualquier momento y desde cualquier plataforma de la infraestructura propia o arrendada. Para tener esta capacidad es preciso tener un servicio adicional de almacenamiento de alta disponibilidad, ya sea local o en la nube, por lo que los costos pueden incrementarse.

Este es el caso concreto de Microsoft Azure, que recientemente ha añadido unidades SSD M.2 de 1,92 Terabytes a sus servidores. Pero las condiciones de otros gigantes de la nube son parecidas, o incluso más limitadas. AWS ofrecer almacenamiento SSD NVMe en sus instancias EC2 pero, según rezan las condiciones del servicio, “Los datos en un volumen de instancia de SSD persisten solo durante la vida de su instancia asociada”. Por su parte, Google ofrece almacenamiento SSD NVMe de hasta 375 Gb, con capacidad para ocho unidades por instancia, pero sus condiciones señalan que “Las mejoras en el rendimiento de las SSD locales requieren ciertas concesiones en cuanto a disponibilidad, durabilidad y flexibilidad. Debido a estas compensaciones, el almacenamiento de SSD local no se replica automáticamente y todos los datos en el SSD local pueden ser perdido si la instancia termina por cualquier motivo”.

Teniendo en cuenta la política de los grandes de la nube, que utilizan el almacenamiento SSD acelerado mediante NVMe como medios de almacenamiento reutilizables, sus clientes harían bien en crear procedimientos de copia para los datos que utilicen en sus máquinas virtuales, y que permitan conservar esta información antes de que se pierda al cerrar la instancia o la máquina virtual.

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