IoT impulsará un modelo de almacenamiento fuera de la nube

Desde la aparición de los primeros servicios de almacenamiento cloud para empresas, las organizaciones tradicionales han ido migrando gran parte de sus datos a la nube. Y una importante cantidad de empresas emergentes han optado por tener todos sus datos en la nube, manteniendo una mínima infraestructura de almacenamiento local. Estas y otras modalidades que combinan las plataformas de datos on-premise y cloud han impulsado el mercado del almacenamiento en la nube, haciendo pensar a muchos que en el futuro se acabaría con el almacenamiento local.

Pero con la llegada de nuevas tecnologías y servicios perimetrales, como los basados en IoT y en servicios proporcionados directamente al usuario final, se está generando una nueva corriente de almacenamiento local descentralizado, que en muchos casos continúa estando bajo el control directo de las empresas, y no en manos de los proveedores cloud. Se trata de los centros de datos Edge, que se encargan de almacenar los datos generados por los dispositivos basados en IoT, que van desde los equipos de las fábricas informatizadas a los vehículos y dispositivos personales conectados. Todas estas tecnologías generan grandes volúmenes de datos que no conviene subir a la nube, ni enviar al centro de datos principal, ya que se reduce enormemente la eficiencia en la entrega de servicios.

Recurriendo a estos pequeños centros de datos dedicados se logran numerosas mejoras en los servicios, especialmente la reducción del tiempo invertido en el almacenamiento y el procesamiento de la información, y en un funcionamiento más ágil de lo servicios al cliente final. Esto está llevando a las empresas a invertir en esta modalidad de datacenter, o a subcontratar servicios de infraestructura que incluyen la instalación y operación de centros de datos Edge.

Y este tipo de centros de datos, por lo general, requieren un almacenamiento de rendimiento medio a alto, lo que está impulsando un nuevo el mercado para los discos duros, que no tiene nada que ver con la nube. Es más, dado que estas instalaciones suelen ser de dimensiones reducidas, sus diseñadores están optando por almacenamiento de estado sólido, que requiere menos espacio y proporciona un gran rendimiento y un bajo consumo energético. Además, para un mejor aprovechamiento de las capacidades está proliferando la inclusión de la interfaz y el protocolo NVMe-oF en estos entornos, que habilitan un acceso de máxima velocidad al contenido de los SSD.

Los expertos pronostican que la proliferación de los despliegues IoT va a impulsar de forma destacada el mercado de discos duros SSD, matrices de almacenamiento All Flash y centros de datos modulares basados en almacenamiento de estado sólido, algo que comenzará a notarse a partir de 2019, y que irá cobrando presencia durante los próximos años. A pesar de que hay indicios de que estos despliegues de tecnologías IoT podrían sufrir altibajos, a medida que el sector se pone de acuerdo en cuanto a los estándares de comunicaciones y de infraestructura subyacente, el almacenamiento en sí seguirá siendo un valor al alza en los centros de datos Edge. Esto elevará el consumo de unidades SSD para el almacenamiento local descentralizado, que por ahora no forman parte de las principales partidas de gasto de los grandes proveedores de servicios en la nube, quienes invierten más en unidades HDD para el almacenamiento de propósito general.

Mas información

¿Cuál es el futuro del mercado de almacenamiento? ¿Qué tecnologías son las más adecuadas para las empresas? Si quieres obtener más información sobre un segmento en crecimiento puedes visitar las página de nuestro colaborador Huawei.