El almacenamiento, parte importante a la hora de definir la política de backups
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Desde un fallo eléctrico, a una rotura de dispositivos a un pequeño incendio, un ataque informático, y así un largo etcétera. Son solo algunas de las incidencias a los que una empresa está expuesta y que pueden implicar una pérdida de datos. Ésta podría remediarse con una buena política de backups, en cuya definición habrá que tener en cuenta dónde y cómo guardar la información.
Son muchas las causas que pueden originar tanto una pérdida de información como una parada de los sistemas no planificada o simplemente una ralentización de la dinámica de trabajo de una compañías, advierte el blog “Protege tu empresa”, de Incibe, que ha querido dedicar una de sus publicaciones a la necesidad de realizar copias de seguridad y tener un sistema de restauración para paliar las consecuencias.
Hoy Día Mundial de las Copias de Seguridad, el post recuerda que, en un solo día de trabajo, se podrían perder muchos datos, lo que supondría la repetición de procesos como expediciones de mercancía, facturación y contabilidad, pérdida de pedidos, errores en stock o inventarios, etc. Esto generaría, además del coste económico, una mala imagen y, por eso, esta entrada incide en que “además de salvaguardar la información, será necesario comprobar que se puede recuperar fácil y rápidamente. De nada serviría tener copias de seguridad si luego no se puede o no se sabe recuperar la información perdida llegado el momento necesario”.
Para tener una política eficiente de copias de seguridad, las empresas deberán decidir de qué información se desea hacer copias de seguridad. Para llegar a este punto hay que realizar un análisis exhaustivo de la información que se maneja en la organización y concluir qué información es crítica para el negocio.
También será necesario definir la forma en la que se realizará la copia de seguridad, que podría ser completa (copia total de los datos), incremental (a partir de los datos de la última copia), o diferencial (copia de datos desde la última copia completa).
En función de la casuística de cada empresa, también hay que establecer la periodicidad con la que se harán las copias, número de versiones que se harán de las mismas y cuánto tiempo estaremos dispuestos a almacenarla.
Es importante también determinar el medio en el que se almacenará la información: cintas, discos, USB, discos portátiles, sistemas cloud, etc. Aquí habrá que tener en cuenta aspectos como el coste o presupuesto que queremos destinar a tal efecto o la fiabilidad del fabricante en cuanto a almacenamiento y seguridad.
Seguidamente la empresa que especificar el lugar donde se almacenarán las copias. Una buena práctica es almacenarlas en una ubicación distinta al centro de trabajo. En caso de que en este último ocurriera una catástrofe, por ejemplo un incendio, guardar las copias en él, implicaría que también se verían afectadas. Además, habría que dar cuenta de las directrices marcadas por la legislación, como la LOPD que nos obliga a cifrar las copias de seguridad que se almacenen fuera de las instalaciones.
No hay que olvidarse de las pruebas de restauración. Este paso es indispensable para comprobar si funciona el proceso de restauración de copias de seguridad, por lo que hay que realizar pruebas periódicas, dejando debidamente documentado el procedimiento para evitar sorpresas si en algún momento tuviéramos que restaurar una copia.
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