Blockchain abre un nuevo futuro para el almacenamiento

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Las cadenas de bloques aplicadas al almacenamiento podrían convertirse en una opción interesante para el almacenamiento global. Aprovechar el espacio disponible para compartirlo con terceros y hacer un negocio de ello parece casi lógico pero, ¿es esta una estructura válida para el almacenamiento a nivel empresarial?

Uno de los conceptos más en boga en el sector tecnológico es Blockchain (cadena de bloques). En términos generales, una cadena de bloques es una estructura de comunicación colaborativa, en la que todos los miembros comparten la misma información, prescindiendo de los intermediarios que hagan las veces de facilitadores entre los usuarios y los servicios. Este concepto existe desde hace años, pero se está extendiendo al encontrar nuevas posibilidades de aplicación, y una de las que se están explorando recientemente es el almacenamiento de datos compartido a través de Internet. Es este ámbito hablamos de un nuevo modelo de almacenamiento distribuido, que se ubica en el espacio de disco libre de los miembros de la red, en vez de estar en las instalaciones centrales de una empresa de servicios en la nube. Este concepto suscita muchas dudas lógicas acerca de cuestiones vitales, como son la disponibilidad, la velocidad de acceso y la seguridad de la información. Para afrontar los retos que supone un almacenamiento distribuido basado en el concepto de cadena de bloques han surgido dos vertientes, que actúan como intermediarios en la red: los denominados mercados de almacenamiento y las infraestructuras de almacenamiento.

Los mercados comercian con el espacio de disco proporcionado por los miembros de la cadena de bloques, y proporcionan incentivos a estos usuarios en función de lo que ofrecen al conjunto. Para garantizar la seguridad los responsables de la red han creado estructuras que recogen los datos de los clientes, los cifran y los dividen en fragmentos que se distribuyen por toda la red. Así, cuando el cliente solicita acceso, se juntan de nuevo las partes y se descifran. Los impulsores de este modelo afirman que pueden ofrecer un almacenamiento más rápido, más barato y más seguro que las grandes compañías de almacenamiento online. Estos servicios de almacenamiento por cadena de bloques también se rigen por modelos de pago por uso o cuotas mensuales/anuales. Con precios más bajos podrían competir fácilmente con otros proveedores de almacenamiento personal, pero existen serias dudas acerca de la vida útil de los datos en estas redes, ya que si un miembro la abandona se podrían perder esos datos. Además, para dar buen servicio debería garantizarse la escalabilidad del almacenamiento, algo que de momento no está del todo resuelto. Para proporcionar soluciones se integran servicios de terceros, pero al final encarecen mucho el precio.

El otro modelo de almacenamiento distribuido basado en cadenas de bloques es la infraestructura de almacenamiento, que pretende dar solución a los problemas inherentes a estas fórmulas de alojamiento de datos, creando protocolos que rigen las normas de funcionamiento de la red, refuerzan los servicios y tratan de garantizar la permanencia de los datos en la red. Un ejemplo es la infraestructura denominada Blockware, que promete un almacenamiento en cadena escalable, de bajo coste, con una estructura muy similar a las cadenas de bloques convencionales. Este sistema se apoya en la tecnología llamada Blockshadows, que distribuye la información de una forma diferente a las cadenas de bloques convencionales. Cada repositorio de información no distribuye los bloques de datos al completo, sino una “sombra” de pequeño tamaño, que incluye la información para reconstruir todo el bloque de datos. Si fallase este nodo, cualquier los datos podrían reconstruirse desde cero partiendo de la información almacenada en otros equipos de la red, por lo que la falta de disponibilidad del “sitio principal” no causaría una pérdida de datos o una interrupción en el servicio. Además, este modelo de almacenamiento blockchain se apoya en una política de incentivos a sus miembros. Así premian a los mejores contribuyentes y crean escalas de reputación para generar competencia entre ellos. Con ello persiguen mejorar la estructura global de la red y la estabilidad y fiabilidad de los recursos que proporcionan los miembros de la red.

Este nuevo modelo parece caminar en la dirección correcta, ya que se basa en el concepto de red colaborativa y profundiza más en el engagement de los propios miembros de la red, y todo ello podría suponer una alternativa válida para reducir costes en el almacenamiento. Aunque de momento no está claro que sea la alternativa adecuada para las empresas que actualmente alojan sus datos en las instalaciones de los grandes proveedores de espacio en Internet, sobre todo las que requieren mucho espacio. Pero, a medida que evolucione el concepto de almacenamiento en cadena se verá si se logra la escalabilidad, la velocidad de acceso, la disponibilidad y la seguridad que requieren las aplicaciones empresariales. Además, es importante que estos repositorios se puedan integrar con los servicios y los sistemas de administración que se utilizan en las redes de datos empresariales.

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